Wednesday, October 19, 2005

Supremos de Mierda: Un llamado a la subversión...

Hay un pasaje memorable en la también memorable película de Alex de la Iglesia, “Muertos de la Risa” en la que Bruno, justifica la cachetada que le pega a Nino, y que sustenta el número de humor en la que se basa el éxito del dúo en todos los escenarios. Según lo que expresa el magistral personaje del Gran Wyoming, el charchazo representa la liberación de la rabia contenida, de quienes se sienten llamados a cachetear a su jefe, al Papa, a la policía, o a los poderosos en general. En medio de una gran hilaridad, y cuando Bruno pide al publico del estudio de televisión que se acerque al escenario a pegarle una gran cachetada a su compañero, el número jocoso representa un gran llamado a la subversión que se ensaña en las golpeadas mejillas del pobre Nino.

Algo parecido me pasa cada vez que veo el titular “VIEJOS DE MIERDA” publicado en un día del aciago mes de junio de 1973 por el desaparecido matutino allendista “Puro Chile”. Al costado del titular, destacado con letras grandes y negras, aparece una fotografía del extinto presidente de la Corte Suprema de Justicia de la época, magistrado Enrique Urrutia Manzano, y un texto de bajada que señala: “… (por Viejos de Mierda) dirán algunos que desconociendo las leyes ven en cada fallo una intención política…”

Aquella primera plana tiene su que, porque junto con aparecer la imagen de Urrutia Manzano junto al gran titular, la foto tiene relación con una sentencia más pequeña, que habla de la fianza que según la corte debería pagar Ignacio Palma para salir libre, según la Corte Suprema.

Más allá de las dobles o triples lecturas, este titular representa –para muchos investigadores del período- el momento más álgido de la prensa de trinchera, el instante donde el fragor de la lucha política a través de los diarios en el Gobierno de la Unidad Popular, llegó a su punto cúlmine. He tenido la ocasión de leer y escuchar a un sinnúmero de periodistas, políticos de la época y diversos protagonistas de la contingencia del período 70-73 hacer verdaderos mea culpa frente a esta edición del diario.

“Nosotros también tuvimos la culpa en el quiebre institucional” “La prensa allanó el camino hacia el Golpe de Estado” “Nos farreamos la democracia”, son las estampitas que aquellos conspicuos personajes mencionados podrían poner frente a una imagen de aquella edición de junio de 1973, del desaparecido diario de José Gómez y Eugenio Lira Massi.

Pero yo no. Al igual que la cachetada de Nino, creo que aquel titular es realmente una bofetada para quienes trataban de hacer reventar el Gobierno de Allende y llamar al pánico y el miedo para quienes temían por un lado –la guerra civil- y la posterior instauración de una dictadura de corte castrista al final del continente.

Aquella edición de Puro Chile representa una de las más magistrales arremetidas contra el viejo orden, contra la antigua casta oligárquica, contra la Derecha, que jugaba desesperadamente todas sus cartas, con el fin de evitar que los desposeidos, los miserables del Chile de los últimos 400 años, pudiesen elevar su calidad de vida y mejorar sus oportunidades.

Cuando ya han pasado más de 30 años de aquellos sucesos, y más de quince en los cuales los chilenos vivimos en una supuesta democracia, vamos percibiendo las tendencias actuales de nuestros medios de comunicación, de su pasividad frente a la impotencia que miles de ciudadanos sienten día a día. Cuando observamos que los criterios editoriales no toman en cuenta a quienes compran sus diarios más allá que su ignorancia respecto a las noticias y por aquella razón hay momentos en los que nos damos cuenta de que los diarios no golpean ni informan y sus editores no hacen más que titular con estupideces. O también cuando nos damos cuenta de que la izquierda –que se autoarroga como baluarte de la cultura y el saber del país- sólo escribe ensayos sobre la importancia del hoyo en la fabricación de picarones, conviene repasar los hitos de aquella prensa incendiaria, para darnos cuenta que en algún momento en nuestro país, hubo reporteros que tuvieron los cojones necesarios para defender la causa de los más pobres y restituirles la dignidad y el respeto. Aquel respeto que les fue quitado por aquella clase que, posteriormente y ya en plena dictadura enrieló a las masas díscolas a punta de sangre y fuego, y que se sienten aun lesionados por aquellos héroes de la prensa upelienta, que, a punta de papel entintado y garabato limpio, tuvieron el coraje de acoger los sueños de los postergados.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Basta de prensa light! Basta de LUN! :-)

7:00 PM  

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